11 de julio de 2007

Ensayo: CELOS Y CEGUERA


Crecieron en el mismo lugar, en la misma ciudad, fueron juntos a la escuela y amigos de toda la vida. En ellos fue creciendo un amor que nada lo detenia. El la amaba sin reservas, sin limites, sin explicaciones. Ella solo amaba el joven que conocia desde muy chica, su amigo, su confidente, su companero de siempre. El amor que resultaba era un amor diferente en cada uno, el de Ella un amor suave, tierno, libre, de entrega total, de solidaridad, de amistad, el de El era de propiedad, un amor enfermizo, un amor que dolia en todo su corazon. Ella nunca conocio la naturaleza del amor de su amigo, asi fueron transcurriendo los anos entre ellos y desconociendo el dolor que con sus acciones producia en aquel hombre que era todo para ella, su companero. El odiaba todo lo que respiraba cerca de su mujer, sus sentimientos le quemaban el alma, le corroian el estomago, ella nunca supo de esos demonios que atormentaban la mente de su amado. La queria para el solo y que nada la tocara nisiquiera el viento con sus ligeras rafagas de aliento dormido, odiaba su trabajo de actriz de teatro. Con cada papel que desempenaba le era infiel, pertenecia a otro hombre, tenia otra personalidad, otro mundo, no era suya, tenia nombre y apellido diferente, su trabajo de escultor y su taller en casa le dejaba todos los dias fuera de su alcance, mientras ella salia cada manana a sus ensayos a el le quedaba verla partir atravez de la ventana y esperar el beso acompanado del guino que todos los dias le enviaba desde el auto que la recogia, en ocaciones la ira le nublo la vista y no llego a ver aquel gesto que era costumbre de muchos anos atras de ella despedirse. Mientras el tiempo transcurria ella lo amaba mas, era su descanso al llegar a casa, su remanso de paz, nunca le exigia nada, la dejaba ser libre y esto era muy importante para Celia porque asi era feliz, El no estaba tan dichoso como ella, porque los celos le nublaban la mente, veia que ella adoraba sus companeros de trabajo, sus amigos, en publico todos querian saludarla y su carino por escrito en los autografos, era un verdadero infierno salir con ella. Nadie sospechaba de estas encontradas emociones que envolvian la mente del artista, nunca se lo dijo a nadie, carecia de amigos y eso lo mantenia absorto de la realidad que habitaba, pensaba en vengarse del dano que su amada le habia hecho, de todos los enganos de que fue objeto por parte de ella, El que le dio todo su amor, todo su orgullo y Ella se habia hartado y luego tirado al suelo, Celia nunca sospecho de lo que se cocia en la mente de Andres. Un dia vio algo que le llamo la atencion, un gran laton de conbustible inflamable en casa, pero ni se ocupo de preguntar el motivo de este en su recamara.
Andres lo planeo todo muy bien, entendia que debia salvar su nombre de tantos enganos y abusos que se habian cometido en su contra, espero que llegara la hora de irse a dormir, ella como siempre se despidio de su amado companero con el habitual "Te espero en el cuarto", El al poco rato iria como de costumbre, con una copita de oporto, a darle el beso de la despedida acompanado del aroma del licor, hoy ella estaba mas cansada que otros dias y ya estaba acurrucada para dormir, asi en medio del ensueno que produce antes de cerrar los sentidos a la realidad, se despidio con amor de su esposo con un "Hasta manana mi amor"y se durmio. Parado frente a la cama, la observo por un buen rato, su piel rosada, el cabello lacio y tan negro; era linda en verdad, tanto que su belleza le hacia dano, le golpeaba en la cara, una sensacion de frialdad le llenaba el alma, le fue irritando la mente, se le crisparon los punos, pensamientos extranos le nublaban los ojos. Andres, no siguio pensando, aprovecho para rociar el cuarto con el combustible que tenia almacenado desde la tarde anterior, lo rego todo, incluyendo la cama que compartia con el unico amor en su vida, su esposa, formo rios y charcos con el maldito combustible y al encender el fosforo, vio como se expandian las endiabladas llamas color rojo naranja, se ilumino la estancia, acto seguido salio y cerro la puerta oyendo los desgarradores gritos de Celia que pedia desesperada que le abriera, estaba segura que su esposo haria de todo para sacarla de aquel infierno, sabia que el la amaba con locura, nunca dudo de su amor, de su entrega, de su aceptacion total que desde muy jovenes se habian expresado ambos. Andres fuera del cuarto lo oia todo, sabia que ahora ella no era de otro hombre, ahora era solo de El, ahora si estaba para El.

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